Influencers o políticos

Esta es mi primera colaboración en este blog, cuando me propusieron hacerlo estuve tentada a responder que no tengo conexión con la tecnología. Sin embargo pensándolo de nuevo estoy conectada casi todo el día e incluso cuando duermo sigo enviando señales aún sin estar del todo de acuerdo.

Tengo un teléfono que rastrea mis movimientos y un reloj que se alimenta de mis muchos o pocos esfuerzos por mantenerme activa. Cuando estoy viendo televisión y suena mi teléfono tengo tres o cuatro aparatos anunciando la llamada incluyendo la misma televisión; soy parte de la generación que no nació con todos estos aparatos, recuerdo mi primer teléfono que era prácticamente indestructible – todo un ladrillo – o en clase cuando mi profesora hablaba sobre la posibilidad de que las computadoras a futuro tengan parlantes.

Todos estos cambios (tecnológicos) han representado también un cambio en la manera que mi generación vive la vida; todavía encontramos el gusto al quedarnos viendo inmóviles el paisaje, pero de seguro luego de hacerle una foto y subirlo a alguna de las redes sociales.

Martin Cooper con un teléfono DynaTAC en 2007

Un mundo diferente

El crecimiento de la tecnología ha tenido un impacto en nuestra forma de comunicarnos (conozco a gente a la que no he visto nunca pero que considero amigos y tengo contacto con los que me veo a diario y de los cuales no se ni su nombre) de movernos o de comer; ya no es necesario salir a la calle por la noche a buscar comida ya puedes pedirla a través de una app y un señor te la trae a la puerta de tu casa.

También ha cambiado la forma en la que vivimos en sociedad y en democracia; antes de la invención de la radio no importaba que un líder no pudiera hablar, su presencia era lo único importante, luego de la radio muchos tuvieron que aprender a hacerlo. Los discursos se escuchaban solo por quienes estaban cerca por tanto había que hablar alto y gesticular, con la invención de métodos modernos de transmisión de imagen y sonido se privilegiaron otros temas que sin ver al candidato no hubieran sido relevantes, como la forma de vestirse o de moverse.

Política, campañas y redes

Y si el ejercicio de la política ha cambiado, las campañas lo han hecho aún más; las redes han servido para “acercar” al candidato a las personas fomentando un sentimiento de identificación que antes resultaba imposible. La mayoría de interacciones eran controladas por un equipo, pero a partir del análisis sobre la importancia que atañen los ciudadanos a lo que se percibe como “honesto” o “transparente” aparecen más interacciones no controladas por parte de los candidatos, donde casi siempre la edad de los candidatos juega un papel importante a la hora de determinar si son exitosos o no.

En las últimas elecciones seccionales en Ecuador los candidatos privilegiaron más su presencia en redes y no a pocos les costó un dolor o dos de cabeza, se trata de un medio de comunicación económicamente más alcanzable que los tradicionales y que al menos en teoría entrega al candidato el contacto con la gente.

En esta coyuntura no es inusual los candidatos se convierten en figuras que gozan de fama, en el caso ecuatoriano el ex presidente Rafael Correa tiene 3.4 millones de seguidores, su sucesor Lenin Moreno algo menos de 700 mil. La cantidad de seguidores se convierte en un indicador de “popularidad” y entonces luego se ven involucrados en historias sobre compra de seguidores, la calidad de esos seguidores – para lo que no existe un indicador claro – parece no importar y corren las historias de comunnity managers que miden su éxito en cuanto número de RT sin importar la calidad de los mismos.

La nueva política tiene que enfrentarse ya no solo a lo que hace sino con más fuerza a lo que dice y cómo lo dice, un mensaje como el del presidente de México pierde su contexto y se transforma en motivo de burla en redes. Esta obsesión por la popularidad se ha traducido también en el aparecimiento de cuentas destinadas a publicitar una u otra tendencia y que no son reales cuentas trolls.

La genealogía de las redes sociales apuntaba a facilitar la conexión entre las personas (al menos en teoría) de manera de que conversaciones podían compartirse con alguien al otro lado del mundo en tiempo real y proponer el intercambio de opiniones o hechos. Sin embargo su real impacto es muy diferente.

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